Lo primero es lo primero.

No sé como agradecer tanto cariño, no quiero ser empalagosa pero son todos tan pero tan amorosos que me emocionan.

Este blogcito querido me hace acordar al diario que yo escribía todas las noches en mi cama, mientras estrenaba mi adolescencia.
 Todas las santas noches, esa agenda de tapas negras que encontré por ahí era mi tesoro, mi refugio.

Si el chico que me gustaba me había mirado...
Si estaba triste...
Si estaba contenta...
Si no había estudiado...
Mi diario era mi confesionario, mi amigo.

Todo estaba ahí.
Hasta que descubrí que mi mamá lo chusmeaba...

Yo dejé de escribir,
y el diario desapareció.
Ninguna de las dos dijimos nada...

Muchos años después apareció en su casa cuando yo le ayudaba con una de sus mudanzas.
Nos miramos, lo dejé ahí junto a sus libros, ni lo releí - tonta yo - y volvió a desaparecer... esta vez para siempre

Hoy, tantos años después, siento la necesidad de venir a escribir  como la tenía entonces, me hace tan bien.


Gracias a todos!
Los quiero!