Y bue...

Hace unos seis meses me llamó una amiga que vive en Paraguay para pedirme los datos del neurólogo que me trató hace unos años por mi problema de estrechamiento cervical, le paso los teléfonos, las direcciones, le digo que atiende en dos lugares y contesto al interrogatorio que me hace con suma paciencia. Al poco tiempo mi amiga me llama muy feliz porque MI médico le dijo que no va a a necesitar operar su columna pero que tiene que bajar por lo menos 20 kilos porque está muy gorda. Hará un mes, mi amiga me vuelve a llamar para contarme que NO está de acuerdo con lo que le dijo MI médico, y que se va a ir a consultar a un profesional a Estados Unidos que es más joven y más moderno que MI médico y que seguramente la iba a intervenir quirúrgicamente porque no soportaba más el dolor de la columna. Ayer a la mañana fue la consulta con el médico norteamericano, anoche llamó el marido de mi amiga feliz, re feliz, recontra feliz porque el cirujano le dijo que no tiene que operarse pero que sí o sí tiene que bajar por lo menos 20 kilos... Bue, me alegro por ella, pero más me alegro por MI neurólogo que había embocado antes con el procedimiento a seguir.