Los hombres te hicieron mal...

Gesell,  querida villa, cuanto te quise...

Durante treinta años pasamos los veranos ahí, en el fondo de la villa, ahí adonde todo era paz, todos los primeros de enero salíamos con el auto repleto porque no sólo llevábamos a los hijos, también iban perros hasta la jaula con Lorenzo, mi divino loro. Ahí nos quedábamos hasta que empezaran las clases, mi marido gastó la ruta de ir y venir los viernes y los domingos. La que la fama de la villa siempre fue de quilombo, pero como nosotros estábamos lejos, lo nuestro era muy tranqui, por suerte los amigos nos copiaron y formamos un regio grupo de gente que con la playa, unos mates, alguna picada, muchas risas y muchos campeonatos de siete y medio o truco pasábamos días y noches increíbles. Dos meses sin pensar en vestirse, en o jotas ya juntandompiñas para encender el fuego.

Al terminar el siglo la cosa empezó a cambiar, llegó gente rara, detrás del boulevard se armó una villa y  los robos se hicieron cosa diaria. A nosotros nos robaron tantas veces que el dolor me superó y un día del 2003  - después del último y espantoso robo, dije: No voy nunca más, Gesell te quiero mucho pero basta para mí  y no fui nunca más

 Mis hijos siguieron yendo porque la villa era parte de su niñez y juventud, alli hicieron amigos para siempre, pero fueron espaciando los viajes, ya casi no van.
Es una pena que por la connivencia de jueces, policías y mafias no se haya podido cambiar la cosa. Ahora veo que el año empezó con un despelote, espero que algún día la villa tranquila que tuvimos el placer de disfrutar tantos años vuelva, los chicos eran tan felices y los grandes estábamos tan tranquilos ...