Un " Estelito" cercano.

Esta historia de cuernos la vivimos de cerca y la puedo contar con lujo de detalles.

Éramos muy amigos de un matrimonio y nuestros hijos también se habían elegido como amigos entre sí, salíamos a cenar y hasta hemos veraneado juntos.

El marido era trabajador, honesto, muy cariñoso...diríamos el marido y padre casi perfecto.

Ella, era el ama de casa ideal, trabajadora, prolija, buena cocinera, siempre impecable con su pelito cortito  medio pelirojo y su linda ropa, una madre presente, en definitiva eran como una familia de propaganda, todo per- fec- to...

Nadie hubiera sospechado nada, hasta que un día ella me llama por teléfono y me dice:

- Hola Gra, decime ¿ vos hoy vas a comprar los cuadros del living?

- Si, a la tarde.

- Bueno, ojo! Yo voy con vos...mira, eso voy a decir ¿ entendes? Vos por las dudas no llames a casa porque va a estar la nena ( que es mi ahijada)

.......... Así me quede..........

A la noche me llama como si nada y me comenta que el marido quería ver los "tres" cuadros que habíamos comprado " juntas " a la tarde.

Yo... sólo dije:

- En todo caso decile a tu marido que los cuadros son "dos" no "tres" y bastante - entre sorprendida y distante - me despedí.

La cosa se puso imposible y como ella se dio cuenta de que a mi no me gustaba la cosa, parece que cada vez que salía con su amante ponía como excusa que salía conmigo, pero a mi no me avisaba.

Pasaron unos meses y el pobre cornicheli  le comenta a mi marido que notaba algo raro porque " las dos andan mucho juntas y salen demasiado" tenemos que investigar,  propone el pobre recontra cornudo...

Bueno, abreviando, se descubre todo, y  la cosa es que el ama de casa perfecta no sólo tenía un amante... ¡¡Tenía dos!!

La cosa es que en vez de separarse, el esposo corneado refaccionó a full toda la casa, cambió todos muebles y empezaron a pasar sus vacaciones en el Caribe o en Punta del Este.

El pobre tonto se convirtió en el famoso cornudo consciente.

 

Así pasaron muchos años porque todo esto fue a principios de los noventa, nosotros no los vimos más, por suerte nos fuimos lejos y no supimos más de ellos,  por supuesto nunca supe que excusa le dieron a sus hijos porque éramos sus tíos postizos y desaparecimos de sus vidas como por arte de magia,  hasta que ahora nos enteramos que él se jubiló y que puso sus ahorros en algo que le salió mal, que se odian y que están separados pero bajo el mismo techo porque se quedaron sin un peso y no tienen plata como para bancarse dos casas.

Triste llegar a viejos para terminar así...

Él, por cobarde y no querer ver la realidad y ella por pasarse de viva y superada...pensar que la dulce esposa le lustraba los zapatos y le pelaba la mandarina para que a él no le quedara el olor en las manos...